Un antibiótico eficaz contra el ántrax que no tiene resistencia detectable
Publicado originalmente por Cyrus Moulton en Northeastern Global News el 14 de marzo de 2025
Un estudiante de doctorado extrae un compuesto antibiótico de extractos de células bacterianas en un laboratorio que contribuyó al descubrimiento de la teixobactina. Foto de Matthew Modoono/ Northeastern University.
El antibiótico teixobactina -desarrollado hace una década por los profesores de la Northeastern University Kim Lewis y Slava Epstein en colaboración con la start-up universitaria NovoBiotic- ya ha demostrado su eficacia contra el SARM y la neumonía.
Ahora, el ántrax puede añadirse a la lista, según una nueva investigación publicada en la revista ACS Infectious Diseases.
«Se trata de la primera contramedida realista contra un arma biológica de ingeniería, ya que no hay resistencia al fármaco», afirma Lewis, profesor distinguido de la universidad y director del Antimicrobial Discovery Center at Northeastern.
La teixobactina es un antibiótico único que no ha mostrado resistencia detectable.
El fármaco procede de una bacteria del suelo no cultivada.
Kim Lewis, profesor distinguido de la universidad y director del Antimicrobial Discovery Center at Northeastern, colaboró en el desarrollo de la teixobactina, que se ha revelado eficaz contra el ántrax. Foto de Matthew Modoono/NortheasternUniversity
Ataca a las bacterias uniéndose a una molécula grasa necesaria para construir las paredes celulares y formando una gran estructura supramolecular en la superficie de la bacteria. Esta estructura supramolecular daña la membrana y provoca la muerte de las bacterias.
El antibiótico elude la resistencia porque la molécula grasa a la que se une no está codificada directamente por los genes y es, por tanto, inmutable, explica Lewis. Otros antibióticos se unen a proteínas que pueden cambiar fácilmente por mutaciones, añade Lewis.
Así, la teixobactina ha sido eficaz en el tratamiento de infecciones por estafilococo SARM y neumonía estreptocócica en modelos animales.
Pero hay otra amenaza para la que no teníamos solución: las armas biológicas de ingeniería resistentes a los antibióticos, como el ántrax.
«Fue el primer patógeno convertido en arma y sigue siendo el arma bioterrorista más peligrosa porque produce esporas», afirma Lewis. «Las esporas son indestructibles, fáciles de almacenar durante mucho tiempo y pueden pulverizarse en forma de aerosol».
Y cuando estas esporas se inhalan, germinan y crean toxinas que destruyen los tejidos. La infección es casi siempre mortal.
Además, Lewis afirma que «no es difícil» tomar el ántrax y hacerlo resistente a los antibióticos existentes.
Así pues, el equipo -Lewis, William Lawrence, de la rama médica de la Universidad de Texas, y Dallas Hughes, de Novobiotic- probó la teixobactina en conejos. Los animales desarrollaron una infección parecida a la que contraen los humanos al inhalar ántrax.
La teixobactina eliminó la infección resultante, sin indicios de resistencia.
«Ahora podemos tomar prestada esta sofisticada arma natural para contrarrestar otra creada por el hombre», concluye el artículo.
«El descubrimiento de la teixobactina cambió el paradigma en el campo de los antibióticos», añade Lewis. «Donde se suponía que habría resistencia a todo lo que pudiéramos desarrollar, ya no es así».
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