El prolongado desarrollo cerebral del tití podría servir de modelo para la evolución del cerebro humana

Publicado originalmente por la Universidad de Zúrich, el 30 de octubre de 2024

Al igual que en los humanos, las crías de tití común interactúan con varios cuidadores desde el nacimiento y, por tanto, están expuestas a una intensa interacción social. Crédito: Judith Burkart/UZH

El desarrollo del cerebro de los primates depende de las aportaciones recibidas durante su formación. Sin embargo, estas aportaciones difieren entre los reproductores independientes, como los grandes simios, y los reproductores cooperativos, como el tití común (Callithrix jacchus) y los humanos. En estas especies, otros miembros del grupo, además de los padres, contribuyen sustancialmente a la crianza de las crías desde su nacimiento.

Un grupo internacional de investigadores dirigido por Paola Cerrito, del Departamento de Antropología Evolutiva de la Universidad de Zúrich, estudió cómo estas interacciones sociales se reflejan en el desarrollo cerebral del tití común. El estudio aporta nuevos conocimientos sobre la relación entre el momento del desarrollo cerebral y las habilidades sociocognitivas de los titíes, en particular sus comportamientos prosociales y cooperativos.

El estudio se publica en la revista Science Advances.

Aprendizaje prolongado de las interacciones sociales

El equipo de investigadores analizó el desarrollo cerebral mediante resonancia magnética y demostró que, en el tití, las regiones cerebrales implicadas en el procesamiento de las interacciones sociales presentan un desarrollo prolongado, similar al de los humanos. Estas regiones cerebrales no alcanzan la madurez hasta principios de la edad adulta, lo que permite a los animales aprender de las interacciones sociales durante más tiempo.

Al igual que los humanos, los titíes inmaduros están rodeados y cuidados por múltiples cuidadores desde su nacimiento y, por tanto, expuestos a una intensa interacción social. La alimentación también es un asunto cooperativo: los animales inmaduros son alimentados por los miembros del grupo y, a medida que crecen, tienen que mendigar comida porque sus madres ya están ocupadas con la siguiente cría.

Según el estudio, la necesidad de obtener cuidados de varios miembros del grupo moldea significativamente el desarrollo cerebral y contribuye a la sofisticada motivación sociocognitiva (y a las habilidades observadas) de estos primates.

 Tití común. Crédito: Judith Burkhart/UZH

Un modelo para la evolución humana

Dadas sus similitudes con los humanos, los titíes son un modelo importante para estudiar la evolución de la cognición social. «Nuestros hallazgos subrayan la importancia de las experiencias sociales para la formación de redes neuronales y cognitivas, no sólo en primates, sino también en humanos», explica Cerrito.

Los diversos aportes sociales de los primeros años de vida que caracterizan la vida de los bebés en las especies que se reproducen de forma cooperativa pueden ser una fuerza impulsora en el desarrollo de la marcada motivación social de los humanos». «Esta idea podría tener repercusiones en diversos campos, desde la biología evolutiva hasta la neurociencia y la psicología», añade Cerrito.

Más información: Paola Cerrito et al, Neurodevelopmental timing and socio-cognitive development in a prosocial cooperatively breeding primate (Callithrix jacchus)., Science Advances (2024). DOI: 10.1126/sciadv.ado3486. www.science.org/doi/10.1126/sciadv.ado3486

Journal information: University of Zurich

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