Un tipo de hongo que hasta ahora infectaba sólo a las plantas, afecta a humanos por primera vez
Publicado originalmente el 3 abril de 2023, por Mike McRae
Un ejemplar del hongo Chondrostereum purpureum que ha crecido a partir de un árbol muerto. (Strobilomyces/Wikimedia Commons/CC-BY-SA-3.0)
La enfermedad de la hoja de plata es una maldición para una amplia variedad de productos botánicos, desde peras hasta rosas y rododendros. Tras infectar sus hojas y ramas, el hongo Chondrostereum purpureum puede ser fatal para la planta si no se trata rápidamente.
Aparte del riesgo de perder un rosal, la enfermedad fúngica nunca se había considerado un problema para los humanos. Hasta ahora.
En lo que los investigadores sugieren que es el primer caso reportado de este tipo, un micólogo indio de 61 años parece haber contraído un caso bastante grave de enfermedad de la hoja de plata en su propia garganta, representando un raro ejemplo de un patógeno que aparentemente ha sido capaz de dar un enorme salto a través de reinos enteros en el árbol de la vida.
Un estudio del caso publicado recientemente, describe a un paciente de sexo masculino, de la región oriental de la India, que se presentó a un centro médico con tos y voz ronca, fatiga y dificultad para tragar. Una tomografía computarizada de su cuello reveló un absceso lleno de pus junto a su tráquea.
Las pruebas de laboratorio no pudieron encontrar ninguna bacteria preocupante, pero una técnica especial de tinción para hongos reveló la presencia de filamentos largos en forma de raíz, típicos de los hongos, llamados hifas.
Las enfermedades fúngicas no son exactamente infrecuentes en los seres humanos, aunque de los millones de especies conocidas, sólo unos pocos cientos son capaces de causarnos un daño considerable. Los hongos causantes de la tiña, el pie de atleta y la candidiasis bucal se sienten habitualmente como en casa en las zonas húmedas de nuestra piel, para nuestra irritación.
A veces, especialmente en personas con sistemas inmunes deprimidos, los hongos que comúnmente se alimentan de vegetación podrida, como algunas especies de Aspergillus, pueden infectar partes más profundas de nuestro cuerpo.
Sin embargo, esta infección en particular no se parecía mucho a ninguna de ellas, lo que llevó a los especialistas médicos a buscar el consejo de un Centro de referencia y análisis micológico de la Organización Mundial de la Salud que identificó al sospechoso a partir de su ADN.
Aunque el paciente es micólogo, no podía recordar haber trabajado con esta especie en particular recientemente. Su trabajo de campo le había puesto en contacto con material en descomposición y otros hongos vegetales, lo que podría explicar el origen de su infección.
Para que los patógenos de cualquier variedad aniden dentro de un huésped y comiencen a replicarse, necesitan las herramientas adecuadas. No solo necesitan un medio para asegurarse los nutrientes adecuados, sino que necesitan algunos trucos para hacer frente a lo que es esencialmente un entorno hostil, empeñado en aniquilarlos con todo tipo de armas químicas y agentes destructivos.
Esto hace que sea extremadamente raro que un hongo adaptado a enhebrar sus hifas a través de hojas y tallos tenga éxito en hacer lo mismo dentro de nuestro cuerpo.
El hecho de que el paciente en este caso parecía tener un sistema inmunológico en pleno funcionamiento, sin indicios de estar tomando medicamentos inmunodepresores, o tener VIH, diabetes o cualquier tipo de enfermedad crónica, lo hace aún más desconcertante. Por no decir un tanto preocupante.
"Los patógenos que pueden afectar a los humanos, saltando entre reinos (en este caso, directamente desde el reino vegetal), y sus posibles reservorios de plantas, pueden tener implicaciones importantes en la aparición de enfermedades infecciosas", escriben los autores del estudio en su informe.
Si bien las especies bacterianas de superbacterias y los nuevos virus que surgen de las poblaciones animales llaman nuestra atención con relativa frecuencia, rara vez pensamos mucho en las enfermedades de las plantas de nuestro entorno.
Aunque es extremadamente raro, el hecho de que claramente podría suceder lo convierte en un tema que merece ser tratado. Los hongos especialmente representan un riesgo significativo: las similitudes en la bioquímica fúngica y animal hacen que el diseño de vacunas y terapias adecuadas que puedan prevenir o controlar la infección sea un verdadero desafío.
Afortunadamente, en este caso el drenaje regular de la úlcera, junto con dos meses de tratamiento con un agente antifúngico común, consiguió eliminarlo. Después de dos años de chequeos, el paciente continuaba sin mostrar signos de reinfección.
Es poco probable que alguna vez sepamos la razón por la que una infección tan casual consiguió arraigar en un humano. También se desconoce si podría volver a ocurrir.
Esta investigación fue publicada en Medical Mycology Case Reports.
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